miércoles, 14 de octubre de 2015

Gracias por hacernos creer

La magia de este Uruguay es que su compromiso con la causa genera (en muchos de nosotros) un motor sustentable de motivaciones, para enfrentar los inevitables estados de ánimo que dependen de resultados circunstanciales. En términos futbolísticos podemos decir que lo mejor de esta selección es la extrema concentración, la intensidad con lucidez, el sacrificio colectivo para defender y la contundencia en las chances de gol generadas. Es la presión cuando no se tiene la pelota para recuperarla y, en el mejor de los casos, mayor tranquilidad para hacer algo que nos costó siempre: moverla con precisión mirando el arco de enfrente. Pero la magia de este Uruguay es que pueda inspirar una forma de competir. Creen a pesar de los palos inevitables. Hacen sentir que somos capaces de mantener un propósito a largo plazo por creer en el cómo. Es cierto, esto es fútbol y ganar o perder es lo que va a condicionar siempre el ánimo de muchos de nosotros, porque sin los resultados, no tienen sentido los juegos. Pero la competencia se reproduce, y los disfrutes y sufrimientos no son eternos: las victorias se atesoran y las derrotas duelen y se olvidan. La magia de este Uruguay invita a aceptar con más libertad que nunca vamos a evitar esa dicotomía de emociones propia del juego, y además, a entender que su forma de competir puede combatirla, porque fabrica ilusiones más duraderas y sólidas que las frustraciones circunstanciales. Esto recién empieza...o todavía sigue ¡Vamos que vamos!


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