Llego a este día simbólico peleando contra mi contradicción interna pero convencido que la reflexión es el primer paso individual para mejorar cualquier desigualdad social. Y consciente que la peor conclusión de esa desigualdad, las muertes de mujeres por ser mujeres, no son números fríos, sino hijas de la naturalización histórica de esa desigualdad.
Entiendo que acortar o erradicar las desigualdades sociales necesitan de la reflexión que se alimenta con masiva adhesión, garantías legales, marchas, hechos simbólicos y difusión intensa. Y naturalmente esta lucha acarrea daños colaterales representados en la hipocresía oportunista, los intereses comerciales de algunos medios, y otros etcéteras, pero que la reflexión no pierda la brújula. Que nos importe el otro como prioridad.
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