viernes, 12 de agosto de 2016

Otro chivo expiatorio autocomplaciente: el Pelado Cordera

Más bien que es condenable lo de Cordera pero me suena cándido/hipócrita no condenar con la misma energía y conciencia social todos los contenidos, mensajes y discursos que circulan todos los días y a toda hora por nuestra mano (celular), y que reproducen una existencia reducida de la mujer como producto de satisfacción sexual. La inercia de la inmediatez nos gana todos los días. Asumo que hay problemáticas que exigen ser más reflexivos para no actuar por inercia y así no ser funcionales a las mensajes enfermos. Es mucho más fácil (por corrección política) indignarse con Cordera hoy, y no censurar a tu primo/amigo/compañero/conocido que festeja y reproduce el nuevo material que expone a la mujer con el único objetivo de cosificarla para satisfacer nuestros placeres. Me parece que centrarse en Cordera (o en cualquier otro disparate circunstancial) es esquivar una responsabilidad DIARIA, de hombres y mujeres, porque (lamentablemente) no hace falta que venga nadie a denunciar la prehistórica cosificación de la mujer: es nuestra propia cultura. No reproducirla y condenarla es un laburo de concientización a la interna y a la externa de cada uno. Mi duda es si la indignación colectiva en redes no alienta más a la corrección política oportunista que a una verdadero mensaje de alarma para corregirnos.


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