martes, 13 de diciembre de 2016

Gracias WhatsApp, gracias Bolivia

La informalidad de las empresas de transporte bolivianas derivó en un encuentro con dos correntinos en la ciudad de Tupiza, en medio de una de las experiencias más enriquecedoras de mi existencia. Junto con Nicolás Gottlieb Fernández pasamos cerca de 9 horas en la Terminal, entre las que conocimos a Tito Barbona y Nico Acuña Malvido. Más allá del magnetismo natural con personas que respiran una cultura muy similar a la nuestra, con estos dos personajes nos unió una manera de reír, el fútbol, la música y especialmente algunos códigos sociales comunes a los 4. En total compartimos menos de 48 horas juntos. Un par de viajes en ómnibus, un almuerzo en Tupiza, otro en Potosí, y la visita a la mina de esa ciudad. Un abrazo en La Paz fue el último contacto. WhatsApp reforzó la comunión entre los 4 y el casamiento de Tito nos juntó casi 4 años después en Buenos Aires. Lo primero que sentí cuando abracé a cada uno de ellos, fue que los había visto la semana pasada, o quizás la anterior. Es un privilegio experimentar otras formas de gestar y desarrollar una amistad; a veces puede alcanzar si convertimos una casualidad y las afinidades, en algo tangible. ¿Lo mejor? La Tierra está llena de casualidades.


viernes, 12 de agosto de 2016

Otro chivo expiatorio autocomplaciente: el Pelado Cordera

Más bien que es condenable lo de Cordera pero me suena cándido/hipócrita no condenar con la misma energía y conciencia social todos los contenidos, mensajes y discursos que circulan todos los días y a toda hora por nuestra mano (celular), y que reproducen una existencia reducida de la mujer como producto de satisfacción sexual. La inercia de la inmediatez nos gana todos los días. Asumo que hay problemáticas que exigen ser más reflexivos para no actuar por inercia y así no ser funcionales a las mensajes enfermos. Es mucho más fácil (por corrección política) indignarse con Cordera hoy, y no censurar a tu primo/amigo/compañero/conocido que festeja y reproduce el nuevo material que expone a la mujer con el único objetivo de cosificarla para satisfacer nuestros placeres. Me parece que centrarse en Cordera (o en cualquier otro disparate circunstancial) es esquivar una responsabilidad DIARIA, de hombres y mujeres, porque (lamentablemente) no hace falta que venga nadie a denunciar la prehistórica cosificación de la mujer: es nuestra propia cultura. No reproducirla y condenarla es un laburo de concientización a la interna y a la externa de cada uno. Mi duda es si la indignación colectiva en redes no alienta más a la corrección política oportunista que a una verdadero mensaje de alarma para corregirnos.


viernes, 29 de julio de 2016

El medio ya no es el mensaje

¿Cómo consumimos noticias? ¿Qué perdemos y ganamos con las redes? Y el desafío (pienso): no perder profundidad, contexto ni criterio.

"El acceso a la información deja de ser una actividad independiente para pasar a ser parte de la sociabilidad en las redes; la cantidad de momentos de acceso se multiplica, pero el tiempo que se le dedica en cada uno es breve; el consumo noticioso acontece en cualquier lugar y momento donde haya algunos segundos libres; y todo esto sucede de manera más espontánea que rutinaria".

Lectura: http://www.revistaanfibia.com/ensayo/medio-ya-no-mensaje/


martes, 28 de junio de 2016

Messi no quiere jugar

Hay quienes solo ven en el fútbol ganadores y perdedores. Son parecidos a los que prefieren ver al fútbol como la vida o la muerte, casi igualitos a los que nunca tratar de entender que los 3 resultados de este deporte son multicausales y que, afortunadamente para los más débiles, esos resultados no siempre respetan una lógica; y que incluso a veces nunca se llega a una razón convincente que los explique. Eso convierte al fútbol en el deporte más épico. Es natural (y a veces inconsciente) que existan esas visiones; al fin y al cabo todos queremos ganar. Pero hay algo dañino en ese vínculo con los resultados, hoy amplificado por herramientas digitales: es dañino que esa forma resultadista y apocalíptica de procesar los desenlaces, afecte decisiones que toman los protagonistas del juego.

Messi quiere dejar de competir con su selección. Tiene 29 años y hace 10 que es el futbolista más determinante del mundo. Desde niño sabe que perder es una regla básica del juego. Pero con su país no quiere competir para no perder más. El daño está hecho. Messi lo pensó y lo declaró. Esa interpretación dañina es la misma que etiqueta a Bielsa como un perdedor. Bielsa, impermeable a esas formas, aterrizó en Chile en 2007 y fundó un estilo de juego inédito en ese país, que hoy es el rasgo más identitario de los verdugos de Messi. La selección chilena bicampeona cree tanto en el germen de Bielsa, que no sabe jugar a otra cosa. El boomerang le dio de frente a Messi en la cabeza.

Con la decisión de Lionel gana el Dios Maradona, que antes de la final mandó el mensaje: "Si no ganan, que no vuelvan". Ahora no importa quién ganó la final. Importa que Messi fue permeable al daño, y hoy no quiere jugar al fútbol. Y si el mensaje es que no vuelvan los que pierden, que jueguen donde puedan perder.


lunes, 13 de junio de 2016

Perdón y gracias, Forlán

Diego Forlán salió campeón, fue goleador y con 6 meses de contrato, y una copa internacional por delante, decidió irse del club que más quiere. Primero fue honesto y valiente, y para cumplir un sueño, hipotecó la masiva aceptación popular uruguaya por defender a Peñarol.

En su paso por nuestro fútbol se lo vio padecer (y hacer) cosas inéditas en su carrera. En su primer clásico, a los 30 segundos le metió una plancha a Porras cuando quiso ir por la pelota. Fue raro verlo. Era el símbolo de una inseguridad futbolística creada por una presión no deportiva; una presión enfermiza de los que crean los mensajes dominantes, una barra minúscula que alimenta a una masa mayúscula. Está claro que presiones deportivas vivió muchas y le sobran ejemplos de cómo las enfrentó, apareciendo, siendo el héroe. Otro ejemplo fue en un partido en Belvedere, cuando festejó lleno de bronca tirando insultos al aire, un golazo donde eludió a 4 rivales. "Que te insulten, obviamente, duele", dijo luego de ese partido. Dos ejemplos que pueden explicar por qué hoy, a menos de 24 horas de colgarse la medalla, cierre la puerta. Es como si algo lo corriera. Y sí, lo corre un fútbol enfermo. Estamos enfermos

No fue la mejor versión de Forlán, pero le alcanzó para ser el goleador de Peñarol con 8 goles y el jugador que dio más asistencias en su equipo con 12. Además, fue el que jugó más minutos. El contexto de nuestro fútbol, que excede a Peñarol, lo echó del campeonato uruguayo.

La enfermedad no tiene colores. La lógica violenta de Peñarol jamás funcionaría si no tuviera un "enemigo" enfrente que no respondiera y redoblara la apuesta con violencia en diferentes expresiones. Un tiroteo, un enfrentamiento con la Policía, insultar y amenazar de corbata a todo lo que se mueva, y otros etcéteras amparados en la perversión de la pasión; y siempre da la sensación de que todo pasa si los violentos quieren, para "bien" (operativos exitosos de seguridad) o para mal. Y las tragedias son cuestión de puntería o de a quién le toca responder.

Hoy Forlán vuelve a ser honesto y decide irse. Por todo lo que le dio al fútbol uruguayo, es al menos sano que haya podido cumplir un sueño futbolistico en un fútbol que está tan enfermo. Perdón y gracias, Diego.


domingo, 22 de mayo de 2016

Ayer a Peñarol no le cobraron dos penales claros y hoy la AUF amaneció así


La indignación masiva de los últimos meses despertó a los violentos que hay "defendiendo" a cualquier equipo, y que solo necesitan "justificación" (y si tienen un patrocinador como Damiani, mucho mejor).

La violencia se nutre de eso: conclusiones tomadas "en caliente", porque la base de su accionar es no dar lugar al pensamiento, principal enemigo de la violencia.

Es natural y hasta inconsciente indignarse y calentarse por fallos injustos que perjudican a tu equipo. Lo que hoy cambia la ecuación es el lugar para expresar la "calentura", por el nuevo nexo que existe entre la violencia simbólica y la violencia práctica. Hoy la justificación de la violencia se nos escapa de las manos: Si antes eran 40 los que estaban dispuestos a matar y cientos de miles los que reproducían mensajes funcionales a eso durante un partido en el estadio, hoy, con Twitter, WhatsApp y Facebook, el nexo entre violencia simbólica y práctica es permanente, inmediato y omnipotente, y quizás los mismos 40 que se animan a matar, tienen una justificación mayor, por un mensaje justificador mucho más potente.

Además, la minoría violenta cuenta, del lado de Peñarol, con el patrocinio de Juan Pedro Damiani.

El fútbol uruguayo está enfermo y se impone, además de denunciar a dirigentes como Damiani, la necesidad de luchar contra la propia naturaleza de las redes. Internet, las redes y los teléfonos son un cóctel enemigo de la reflexión. La tecno-lógica de las redes, es lo rápido, la velocidad, el chispazo, lo contundente; de ahí que sean un medio ideal para hacernos los graciosos (es difícil reírse de un chiste de Landriscina por WhatsApp). Pero esa lógica es lo opuesto al pensamiento, a la conciencia, a las conclusiones integrales y genera fundamentalismos, aliados vitales de la violencia.

No creo que el sentir colectivo sea que a Peñarol le están robando los jueces el campeonato. Sin embargo, ese es el mensaje dominante hoy.

Damiani es un abanderado de esa lógica. La logica de no aceptar la derrota y pero aún, tampoco tratar de entender sus razones. Damiani utiliza la violencia. Es funcional a ella. Bajo su mandato, el saldo de los logros deportivos es claramente negativo. Pero su afán por perpetrarse en el poder en el club de sus amores, lo lleva a encontrar en los fallos arbitrales, una excusa menos dañina para su imagen que aceptar su mala gestión. Damiani y los violentos juegan juntos.

La pasión no cambió. Hay nuevas herramientas para expresarla, y exigen más conciencia para poder dimensionar algo los posibles efectos de nuestras expresiones. Nadie es menos hincha ni pierde la pasión por priorizar el pensamiento a la externa y la calentura a la interna.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Códigos penales

La presión y la marca son determinantes en cualquier partido de fútbol. De eso depende recuperar la única pelota con la que se juega. Hacerlo sin cometer una falta forma parte de la pericia en la marca. Y más precisión y destreza se precisa adentro del área, donde la falta le da un penal a tu rival, y un riesgo grande de recibir un gol. Además, hay jugadores que, por su talento o peligrosidad, generan en quienes los marcan una presión adicional que se traduce en faltas torpes o inentendibles adentro del área.

Así y todo, torpeza, nervios o impericia mediante, es en el equipo que recibe la falta que recae la responsabilidad de materializar el penal en una ventaja en el marcador. Un tiro a 11 metros del arco con un golero que tiene más para ganar que para perder; el gol es lo esperable.

De bancarse esa presión de ir "de banca" a patear penales se explican varios de los últimos logros deportivos de la actual selección Uruguaya, otros de selecciones menos recordadas, y tantos otros de clubes uruguayos en triunfos internacionales. 

Que se genere una rosca humorística en redes por los penales a favor de Nacional puede ser entendible y hasta natural. Pero que de eso se nutran y "contagien" medios que cubren fútbol y propios protagonistas como el Polilla Da Silva, habla de falta de respuestas para explicar el juego. Ayer martes el diario La República hizo un informe detallando los puntos que no tendría Nacional si no le hubieran cobrado los penales (y convertido esos goles). Una estadística en base a "lo que hubiera pasado si". Como si estar dentro del área y recibir una falta significara más un regalo y no un derecho ganado para tener una chance clara de gol. Hablamos además de cuestionar el valor de una regla del juego. Lo de La República es una intención de generar repercusión, audiencia, venta de diarios, disfrazada de contenido periodístico a partir de un tema/chiste que está instalado en la opinión pública.

Hoy miércoles Jorge Da Silva dijo: "En 12 fechas recibimos 11 goles y 6 fueron de penal"...Jorge, aún con medio campeonato uruguayo en el bolsillo, trabajar para entender por qué cometen penales tus jugadores seguro permitirá levantar la copa con mayor honestidad y libertad; imponer solapadamente la posibilidad de que los penales en tu contra sean injustos, solo por el hecho de la polémica natural que implica cobrar un foul adentro del área, es, al menos, cobarde.

Cobrar un penal depende de la capacidad del juez, pero hacerlos, convertirlos y errarlos es trabajo de los jugadores. Esquivar a esa responsabilidad suena a no querer entender por qué me hacen goles.


El cine y su contexto - "Me tiré un caca-pedo, nos tenemos que ir", Sandy Lyle (Mi novia Polly)

Sandy Lyle es uno de los personajes más queribles del finado Philip Seymour Hoffman. En Mi novia Polly, Sandy es un actor frustrado aunque p...