viernes, 4 de diciembre de 2015

Las redes y la docencia - La frustración de Haberkorn



Leonardo Haberkorn anunció que deja la docencia de periodismo porque se cansó de pelear para que los estudiantes se interesen por la información y el periodismo. La dispersión de los alumnos por estímulos tecnológicos son los golpes visibles que lo tiraron al piso. Pero la frustración de Haberkorn, que le hace bajar los brazos, responde a la indiferencia, y a los intereses y motivaciones superficiales de los estudiantes, hijos (y también víctimas) de una sociedad con larga crisis educativa.

Déjà vu

Hace 9 años Haberkorn confesó que en su traumática salida del diario El País, donde recibió amenazas internas y externas de todo tipo, la gota que desbordó el vaso fue la imposición de una tecnología que quitaba tiempo de investigación a los periodistas del Suplemento Qué Pasa que él dirigía. Sin embargo, el desgaste respondía, como hoy con los alumnos, a intentar persuadir sobre cuáles son las formas y contenidos que aportan valor, a explicar cómo es más valioso usar el tiempo. "Hacer el Qué Pasa tal como salía, de forma plural, independiente, profunda y crítica, daba no sólo el trabajo de hacerlo sino también el permanente trabajo de convencer a algunos directores del diario, de que eso al público le gustaba, de que prestigiaba a la empresa; de que eso era periodismo. Tener que explicar lo que uno cree que no debe explicar, va desgastando mucho", me dijo.

Antes fue con directores de El País y hoy con futuros comunicadores. Haberkorn perdió la pelea. Por el rigor con el que trabaja, seguirá siendo un abanderado de mostrar el valor social del periodismo, la investigación y la información para alentar la capacidad crítica.

Fue una suerte para muchos que la ORT lo tuviera en su plantilla, y agradezco haberlo escuchado decirme que perdí un taller de periodismo por falta de rigor. Así, cuando me disperso con el nuevo chiste de WhatsApp, a veces me despierta curiosidad saber por qué nos gusta tanto ese sedante. Esa motivación ya me alcanza. Se la agradezco.

Haberkorn tira la toalla

Leonardo Haberkorn anunció que deja la docencia de periodismo porque se cansó de pelear para que los estudiantes se interesen por la información y el periodismo. La dispersión de los alumnos por estímulos tecnológicos son los golpes visibles que lo tiraron al piso. Pero la frustración de Haberkorn, que le hace bajar los brazos, responde a la indiferencia, y a los intereses y motivaciones superficiales de los estudiantes, hijos (y también víctimas) de una sociedad con larga crisis educativa.

Déjà vu

Hace 9 años Haberkorn confesó que en su traumática salida del diario El País, donde recibió amenazas internas y externas de todo tipo, la gota que desbordó el vaso fue la imposición de una tecnología que quitaba tiempo de investigación a los periodistas del Suplemento Qué Pasa que él dirigía. Sin embargo, el desgaste respondía, como hoy con los alumnos, a intentar persuadir sobre cuáles son las formas y contenidos que aportan valor, a explicar cómo es más valioso usar el tiempo. "Hacer el Qué Pasa tal como salía, de forma plural, independiente, profunda y crítica, daba no sólo el trabajo de hacerlo sino también el permanente trabajo de convencer a algunos directores del diario, de que eso al público le gustaba, de que prestigiaba a la empresa; de que eso era periodismo. Tener que explicar lo que uno cree que no debe explicar, va desgastando mucho", me dijo. 

Antes fue con directores de El País y hoy con futuros comunicadores. Haberkorn perdió la pelea. Por el rigor con el que trabaja, seguirá siendo un abanderado de mostrar el valor social del periodismo, la investigación y la información para alentar la capacidad crítica. 

Fue una suerte para muchos que la ORT lo tuviera en su plantilla, y agradezco haberlo escuchado decirme que perdí un taller de periodismo por falta de rigor. Así, cuando me disperso con el nuevo chiste de WhatsApp, a veces me despierta curiosidad saber por qué nos gusta tanto ese sedante. Esa motivación ya me alcanza. Se la agradezco.


miércoles, 14 de octubre de 2015

Gracias por hacernos creer

La magia de este Uruguay es que su compromiso con la causa genera (en muchos de nosotros) un motor sustentable de motivaciones, para enfrentar los inevitables estados de ánimo que dependen de resultados circunstanciales. En términos futbolísticos podemos decir que lo mejor de esta selección es la extrema concentración, la intensidad con lucidez, el sacrificio colectivo para defender y la contundencia en las chances de gol generadas. Es la presión cuando no se tiene la pelota para recuperarla y, en el mejor de los casos, mayor tranquilidad para hacer algo que nos costó siempre: moverla con precisión mirando el arco de enfrente. Pero la magia de este Uruguay es que pueda inspirar una forma de competir. Creen a pesar de los palos inevitables. Hacen sentir que somos capaces de mantener un propósito a largo plazo por creer en el cómo. Es cierto, esto es fútbol y ganar o perder es lo que va a condicionar siempre el ánimo de muchos de nosotros, porque sin los resultados, no tienen sentido los juegos. Pero la competencia se reproduce, y los disfrutes y sufrimientos no son eternos: las victorias se atesoran y las derrotas duelen y se olvidan. La magia de este Uruguay invita a aceptar con más libertad que nunca vamos a evitar esa dicotomía de emociones propia del juego, y además, a entender que su forma de competir puede combatirla, porque fabrica ilusiones más duraderas y sólidas que las frustraciones circunstanciales. Esto recién empieza...o todavía sigue ¡Vamos que vamos!


viernes, 25 de septiembre de 2015

El desafío eterno: educar en diversidad

Con los triunfos jurídicos a la vista en diversidad sexual (unión concubinaria, adopción homoparental, ley de identidad de género, matrimonio igualitario, Tarjeta Uruguay Social para personas trans, y otros), tiene sentido que las organizaciones que estuvieron atrás de esos logros, hoy encabecen la Marcha de la Diversidad 2015 con el mensaje: "educar en diversidad". Ahí está el valor agregado. Porque hoy el debe más grande es cultural, de educación, para incluir. Porque la diversidad es un mensaje a la interna de cada uno. Es vital para encontrarle sentido a que a todos no nos gusta lo mismo, que todos no nacimos con las mismas oportunidades, y que la orientación sexual o las diferencias socio-económicas, por ejemplo, están muy lejos de ser riesgos sociales mientras las aceptemos. La división sí es un riesgo. La división social hoy fabrica una minoría de violentos sin valor por la vida que hacen temblar a cientos de miles en un país minúsculo. La epidemia de miedo está distribuida por algunos medios (con fines ideológicos o comerciales) que exprimen violentos para vender indignaciones en frascos de veneno, y sin medir consecuencias. Eso a lo que tanto le tememos todos los días nace de la división, y no depende de la eficacia de un gobierno, mucho menos de un Ministerio. Es social. 

También es lógico que la Marcha tenga una convocatoria principalmente por redes y no gran presencia mediática. Lo rentable hoy son las piedras, las pintadas, el 6% y la muerte de otro trabajador del transporte a manos de la ex pareja de su amante. De lo superficial a la indignación. Pero celebro que tevéCIUDAD permita transmitir la marcha por TV por primera vez en la historia uruguaya.

Educar en diversidad es caminar para que conforme avance el tiempo, no sea tan necesario hacer marchas, ni sean heroicas las historias de los gays que pudieron vivir libres por superar el calvario y "salir del closet". Es también caminar para que nos resulte natural aceptar que no hay una sola manera de vivir o de ser. Y quienes rechazan este avance de derechos con justificaciones como: "está de moda ser progre"...esos tipos solo tienen miedo y es entendible, porque lo consumen como el agua. Y "también son parte de la diversidad defendida, aunque ellos nunca lo lleguen a entender", como dijo Martín Rodríguez. Ojalá que avanzar en derechos y oportunidades nunca pase de moda. Bien por Uruguay que todavía no se fue a la mierda.


viernes, 26 de junio de 2015

Sigo creyendo (Copa América 2015)

Se fue la Copa América. Y con el diario del jueves, llegó la bipolaridad. Decir que el juez fue marcadamente localista no significa obviar que Uruguay pudo tener otra suerte con más opciones ofensivas. No me creo la teoría de una "mano negra": perdimos bien, con un arbitro demasiado localista (criterio discutible en faltas, tarjetas y tiempo adicional) y con las mismas armas de todo "el proceso" pero en medio de una transición, con nuevos intérpretes y ausencias en puestos claves. Pero la lucha de extremos lleva a los del "Polo Crítico" a decir que Uruguay en esta Copa "estuvo muy cerca del piso del proceso Tabárez". "La teoría del "despojo" ocultó el pobrísimo fútbol celeste", escribe hoy Ignacio Chans en El Observador. Porque lo respeto me animo a contradecirlo; porque su teoría es funcional a mi opinión contraria de los extremos. No quiero moverme en esa dicotomía. No quiero que los resultados inmediatos condicionen nuestra opinión sobre una selección que construyó otra forma de ver los partidos de Uruguay. ¿Qué hubiera pasado si Sanchez metía alguno de sus derechazos? ¿También se iba a concentrar toda la energía para hablar del piso más bajo o de pobrísimo nivel? Si Suárez no metía el derechazo en 8vos de Sudáfrica ¿también era pobrísimo nivel? Porque Corea también nos metió en un arco y no se veía el gol por ningún lado. ¡¿Y en 2011 en Santa Fe?! Argentina fue muy superior. Mucho más que en el partido que jugamos en esta Copa. Pero en Santa Fe aguantamos el empate, tuvimos nuestras chances y metimos una. ¿Y si entraba alguna más de ellos hace 4 años? ¿Era ahí el piso más bajo? 

Si hay algo que enseñó esta selección es a sufrir o festejar pero creyendo. Por supuesto que se puede dejar de creer, pero aún veo señales de que hay madera para mantener prendido el fuego sin alarmas radicales, blancas o negras. Para eso me concentro en la transición de referentes, de líderes y en el contexto que permite que surjan. Ahí está el camino. La cultura de selección encabezada por Tabárez generó referentes naturales como Lugano, el Ruso, Scotti y Abreu, pero más valioso aún, dio espacio para que surgieran liderazgos de jugadores que no tenían esa característica tan evidente: el caso más claro fue Forlán. Esa cultura sigue dando espacio para ambos tipos de líderes. Godín (una realidad), Giménez (increíble pero potencialmente real), Cacha (te amo), Luis (¿tenés para mucho?), Mono (histórico) y por supuesto Cavani. Cada uno convive en un grupo donde se les da espacio para ser, a su estilo, referentes: para sus compañeros y para los rivales. Me quedo con las palabras de Cavani, cortas pero llenas de contenido, afectado por una tragedia que le llovió del cielo. "Con muchas ganas de salir adelante". No sé si llegamos a Rusia, pero así, sigo creyendo. ¡Vamos que vamos!



martes, 23 de junio de 2015

Las redes y el "deber ser", nuestra imagen digital y el Super Yo.

El accidente de Luis Cavani en plena Copa América da para pensar mucho más allá de los aportes que puede dar (y dio) a la Selección su hijo, el futbolista más criticado del equipo. Es otro ejemplo del alter ego virtual que fabrica la vida online que nos toca, expresada en las redes sociales. 








Todo comenzó cuando supimos que fue el padre de Cavani y no un "x" quien manejó alcoholizado y chocó con un motociclista que murió. La figura de Cavani convirtió al hecho en una cuestión noticiosa y sensible. Fue así que varios medios, periodistas y ciudadanos de a pie, a partir de ese hecho trágico, señalaron el natural desánimo que podría tener Edinson, aventurando implícitamente el efecto sobre el resultado del partido contra Chile. Esas publicaciones y mensajes generaron una ola de ataques de alter egos virtuales. ¿Por qué? Por no concentrarse en el dolor de la familia de un muerto. ¿Qué mensaje disparan los alter egos virtuales? Es un pecado inconcebible priorizar la causa celeste en la Copa América frente la muerte de un botija de 19 años. Hipocresía, falsa moral y cinismo, esta vez escudados en una tragedia. Y todo a un nivel inconsciente. Porque nadie está a salvo de esta realidad que nos toca, que nos hace construir en varias oportunidades nuestra personalidad a través de un mundo virtual expuesto; un lugar público donde por ejemplo en este caso Cavani, el alter ego virtual impuso la premisa de lo socialmente aceptado. ¿Qué indica el deber ser? Indignarnos ante muertes injustas por encima de cualquier otra cosa. Así sobreactuamos el carisma y la sensibilidad por ejemplo. Otros, con otras noticias, jugarán a ser fachos, protegidos por la impunidad del anonimato que da Internet. Creo que, según la personalidad y valores de cada uno, estamos en ese camino resbaladizo todo el tiempo, y el resbalón más peligroso es terminar creyéndonos el personaje que construimos para el Otro.

Para describir de otra manera esta situación pongo otro ejemplo real: cuando Topolansky dijo que los candidatos de la Concertación eran "unos payasos", la empresa Idatha, que monitorea contenidos en redes sociales, encontró varios mensajes defendiendo el oficio de los payasos como "digno". Me pregunto: ¿en qué otro contexto que no afecte nuestra imagen frente a un Otro significativo podemos tener una preocupación por defender a los payasos? Y también me pregunto: ¿Por qué no indignan todos los días las muertes por accidentes de tránsito y otras causas injustas o delictivas? ¿Debo suspender mi preocupación por el futuro de Uruguay en la Copa América sólo hoy, o ante cada tragedia injusta que puede tocarnos en Uruguay?

Ironía del destino que justo Cavani, blanco de las críticas más despiadadas (e injustas) por su aporte futbolístico, sea ahora una causa de preocupación porque su motivación pueda afectar su rendimiento, y por ende, el resultado del partido. Te toque o no ser moralista por el alter ego virtual en esta causa, vas a seguir festejando y creyendo en una colectivo como la Selección, que une más que nada ni nadie en este país, y donde Cavani tiene una incidencia grande. Un proyecto colectivo que nos da orgullo, y lo inédito es que ese orgullo sobrevive a resultados deportivos negativos. Privilegio que sabemos no será eterno.

lunes, 15 de junio de 2015

Dolina sobre la ignorancia

Dice Dolina que la ignorancia es mucho más rápida que la inteligencia, y resulta lógico y natural: la reflexión necesita de una postura mucho más activa, y desafortunadamente, la inercia es tan cómoda que muchas veces no podemos frenar.

Ignorante se nace, se crece y se vive. Es un estado natural. Es lo más cómodo. Lo rápido. Lo que está más al alcance de la mano. Y además, lo más efectivo y funcional a una era donde tenemos, al alcance del pulgar, opinar, comprar, el amor, el desamor, la frustración, la alegría, y etcéteras. Me parece un lindo desafío, sin dejar de ser ignorantes naturales, evitar la pasividad de reflexión para buscar los por qué de algunas cuestiones. Para evitar conclusiones que alimenten la cultura de los remedios mágicos, que sólo germinan la autocomplacencia. El placer individual viviendo en una sociedad colectiva es una contradicción. 

Solo de leer comentarios en diarios digitales y redes, cualquiera de nosotros puede reconstruir estos tres ejemplos: 1) Uruguay no juega a nada. Perdemos con Costa Rica que no existe. Sin Suárez nunca podríamos lograr nada importante. El mérito de Tabárez fue aprovechar una buena generación de jugadores. El recambio lo está dejando en evidencia. 2) Murió otro trabajador a manos de la delincuencia bancada por el gobierno. Los laburantes somos las víctimas. Los delincuentes viven gracias a la mentira de los Derechos Humanos. No se soporta más la inseguridad. Uruguay es un caos. Con razón se quieren ir los sirios. Bonomi renunciá. 3) Este país ya se fue a la mierda.


viernes, 29 de mayo de 2015

No toquen nada: Uruguay quinto en Sudamérica

La FIFA confirma que mantiene el medio cupo para Sudamérica. Preciosa noticia. Porque no hay manera feliz de vivir un juego si se lo piensa como un negocio. La manera más linda de vivir el fútbol es con pasión, disfrutando de jugar, y naturalmente haciendo vista gorda con las cosas chanchas si es necesario. No obstante, la pasión no es muy amiga de los pensamientos sensatos, sino más bien impulsivos, pasionales. Asumo que la pasión es la que provoca actitudes poco coherentes. Es incoherente alegrarse por ir a un Mundial, o por estar 2dos. en el Ranking FIFA, y luego llenarse de indignación por la sanción a Suárez, o la natural corruptela de la FIFA, o peor aún, asociar esas cuestiones. La incoherencia no es un delito y la cometemos con frecuencia. Se me ocurre igualmente que para evitarlas, en este caso necesitaríamos hacer un ejercicio de suspensión de la pasión. Pensemos que si nos alegra la vida ver un álbum de un Mundial con figuritas uruguayas, es porque las figuritas juegan a algo que regula la FIFA y así está dada la realidad. Con Blatter, Alí y los 40 ladrones. Poner energía en cambiar los dueños de la pelota parece una utopía, menos viable que clasificar cómodos a un Mundial. ¿Qué se gana con ser coherente? Bueno, no mucho tampoco. Creo que algo de tranquilidad. O mejor, transformar la energía de la indignación, en bronca para cuando Palito Pereira levanta centros cortos al primer palo. ¿Cuántas veces jugaste un partido con la pelota de un botija imbancable, pillado y pretencioso? ¿Y hay que comunicarle todo eso? No, porque se lleva la pelota y no jugamos más. Seguimos jugando.


miércoles, 29 de abril de 2015

Cuando Trouville está en Malvín

El crecimiento meteórico e inesperado del Club Malvín, hasta convertirse en una institución modelo y multiganadora, me ha generado una catarata de sensaciones: al inicio negadoras, pero siempre confusas y mal direccionadas sobre cómo procesar algunos resultados. No obstante, ser la víctima más visible e inmediata de su reciente título, se transformó en una prueba para poder enfrentar el dolor de perder estas finales con algo más de libertad. Porque el deporte es un lugar donde me duele perder, porque soy un hincha contradictorio de básquetbol sin elegirlo, y porque cuando esas contradicciones se cruzan en una final, el dolor por la pérdida es demasiado explícito y contundente (5 partidos en 10 días) como para no querer explicarse de dónde viene; para poder sufrir la derrota en paz.

La victoria es ajena pero en el living de mi casa

A diferencia del fútbol, el básquetbol en Uruguay tiene una identificación muy grande con los barrios. Mientras que en fútbol se acostumbra ir a 18 de julio para festejar un título, en básquetbol el festejo sigue siendo íntimo, en el propio club y es el barrio del club el que se duerme tarde. Seguir a tu equipo en la Liga Uruguaya significa pasearte por varias zonas de la capital; en fútbol ser hincha de un grande te garantiza apenas ir hasta el Prado o Punta Carretas, y resulta tan excepcional que se transforma en el paseo del mes. La televisión masificó al básquetbol (Gracias Paco) pero a nadie todavía se le antoja raro tener que comprar una entrada para una final en la sede del club.

Me ha tocado ser uno de esos hinchas poco convencionales de básquetbol. O contradictorios. Me tocó porque nadie elige dónde nacer, ni de qué cuadro es. Nací en Malvín y cualquier capítulo de mi existencia tiene escenografías de Malvín de fondo. Pero soy de Trouville por transferencia de padre.

¿Dónde empiezan las contradiciones? Así como Malvín es "La playa", y Biguá el "Pato de Villa Biarritz", "Pocitos es Trouville". Pues bien, todo lo que me moviliza ver la camiseta de Trouville en una cancha, es inversamente proporcional a lo que me genera en emociones las calles de Pocitos. Conozco al dedillo muchas esquinas de Pocitos; especialmente las que tienen paradas del 104 y el 427, que me llevan a mi casa hace 20 años. En deporte, cuando Malvín es rival, deja de ser mi escenografía. Con eso pude convivir hasta que Malvín empezó a ganar. Con sus logros, la victoria es ajena pero "en mi casa". Las caras conocidas y las banderas con lugares familiares del barrio pero en la tribuna de enfrente, dormirme con la caravana que pasa por la puerta de mi casa, y otros etcéteras.

Es la misma historia de siempre: si la derrota duele, duele más si la tenemos cerca. ¿Por qué duele más un gol de Messi que uno de Neymar? Porque mi tele tiene Fox y no la Globo. De esa manera, si consumiéramos tanto a Brasil como consumimos de Argentina, equilibraríamos nuestra cuota de odio entre los norteños y los hermanos del Plata. Convengamos que el colorado Liberman le inspira desprecio a su madre, pero ¿ a qué periodista deportivo brasilero conocemos?

Si le tuviera que poner un lugar común a todo esto sería: "no hay mal que por bien no venga". Y entendemos por "MAL" a los triunfos de Malvín, y por "BIEN" a que mi equipo se haya cruzado en su camino para su cuarta estrella. Porque me tocó el palazo deportivo que nunca quise ver, y me abre el camino para pensar que este equipazo de Trouville perdió contra el mejor y no contra Malvín.





viernes, 20 de marzo de 2015

Pánico sin filtro

 En 2014 se dieron 156 alertas de meteorología. Una cada 3 días. El efecto cola de paja por los 10 muertos del 23 de agosto de 2005. Pero es sólo una herramienta de la maquinaria que fabrica miedos. Vivimos con alertas: por un viento, una tormenta, por un asesinato, por los motochorros, por un partido de "alto riesgo". Se me ocurre que el miedo a morirse es tan antiguo como la vida, y que siempre fue una industria rentable, pero lo que ha cambiado es la cantidad de estímulos para temer. Lo bueno es que también hay más estímulos para sentir satisfacciones por estar respirando. En un mismo minuto puedo ver casi en vivo el gol de Suárez, y también cómo El País me habla de nuevas modalidades de rapiñas violentas en Montevideo. ¿Cómo hacer para no pensar que me voy a quedar sin ver más goles de Luisito por un delito? ¿Cómo hacer para no necesitar un botón de pánico en el bolsillo? Ni idea. No tengo respuestas. Tengo Twitter, Whatsapp y Facebook, y ninguno tiene filtro.

La era del miedo y las alertas

En 2014 se dieron 156 alertas de meteorología. Una cada 3 días. El efecto cola de paja por los 10 muertos del 23 de agosto de 2005. Pero es sólo una herramienta de la maquinaria que fabrica miedos. Vivimos con alertas: por un viento, una tormenta, por un asesinato, por los motochorros, por un partido de "alto riesgo". Se me ocurre que el miedo a morirse es tan antiguo como la vida, y que siempre fue una industria rentable, pero lo que ha cambiado es la cantidad de estímulos para temer. Lo bueno es que también hay más estímulos para sentir satisfacciones por estar respirando. En un mismo minuto puedo ver casi en vivo el gol de Suárez, y también cómo El País me habla de nuevas modalidades de rapiñas violentas en Montevideo. ¿Cómo hacer para no pensar que me voy a quedar sin ver más goles de Luisito por un delito? ¿Cómo hacer para no necesitar un botón de pánico en el bolsillo? Ni idea. No tengo respuestas. Tengo Twitter, Whatsapp y Facebook, y ninguno tiene filtro.


El cine y su contexto - "Me tiré un caca-pedo, nos tenemos que ir", Sandy Lyle (Mi novia Polly)

Sandy Lyle es uno de los personajes más queribles del finado Philip Seymour Hoffman. En Mi novia Polly, Sandy es un actor frustrado aunque p...