jueves, 30 de mayo de 2013

Garfield, mi padre y el 31 de mayo

¿Vas conmigo, enano?

Al Estadio. A lo de un cliente. A ver a Trouville. Al garage a guardar el auto. A comprar cigarros. A ver jugar al fútbol a mi hermano. A lo de Alfredito. A buscar la comida. Era una pregunta retórica porque no me daba tiempo a responder; yo solo lo seguía. Me gustaba ser la dupla de alguien que siempre vi cargado de responsabilidades. Me sentía como Robin. Además era mi padre.  

Nunca le dije

Nunca le dije, pero siempre me emocioné cada vez que recordaba el primer gol que hice en Baby Fútbol. "Contra el caño", decía mientras parecía ver el replay. Él se acordaba porque estaba siempre afuera de la cancha, aquel día con el traje de oficinista porque fue entre semana.

Me compró decenas de pelotas de fútbol. Nunca le dije pero con el tiempo me dio lástima recordar cada vez que le pedía otra pelota porque me la había pisado un auto. 

En la fiesta de graduación del liceo se enteró por una profesora que yo me hacía el gracioso en la clase. Se lo imaginaba pero nunca se lo dije.

Nunca nos dijimos muchas cosas. Y eso fue creciendo a medida que los dos cumplíamos años. Nos enterábamos por terceros del aprecio mutuo. Él festejaba mis chistes o comentarios en otros ambientes, y yo hablaba bien de él, pero casi nunca enfrente de él. 

Infartos

A veces, ir a ver a Nacional, Uruguay o Trouville significaba sufrir, porque con el resultado del partido parecía que se le iba la vida. Teniendo en cuenta su deficiencia cardíaca, era una posibilidad real. También hubo peleas con algún otro hincha, que por suerte siempre fueron solo verbales. Todavía veo al hincha de Cerro que lo invitó a pelearse; era gordo, de brazos cortitos, y  tenía una camiseta que le apretaba mucho la panza. "Estoy con mi hijo", se excusó. El gordo lo hubiera cagado a piñas. Y yo hubiera llorado.

Pintos

Me gustaba su firma. Cuando era chico veía los carnet del colegio y no podía entender cómo la hacía siempre igual. Crecí y un día tuve que inventarme una firma, entonces aproveché que tenemos el mismo apellido y le copié la forma de hacer algunas letras. 

Imperativos

Hay dos cosas que nunca se le hubiera pasado por la cabeza que yo no haría: mirar fútbol y estudiar después de terminar el liceo. Entré a facultad. Estaba en la recta final cuando un día me dijo que quería que yo me recibiera antes de los 23. Me dí cuenta que estaba ansioso por sentir ese orgullo. Fue en 2005. Lo corrían de atrás.

Lo último que supo de mi carrera es que había ido a una entrevista en el diario El Observador, y desde la cama del hospital me aseguró que iban a contratarme. Se lo decía más a él que a mí, como para poder irse tranquilo sabiendo que su hijo más chico había conseguido un trabajo. "Me voy temprano pero por lo menos dejo todo encaminado", habrá pensado. No me tomaron pero él siempre pensó que así sería. 

Te invito a mi fiesta

Hoy hace diez años que festejó 60. Todavía guardo la invitación. Vivíamos juntos pero no puedo acordarme por qué me invitó formalmente y si entregó otras tarjetas. En realidad fue un chiste y me arrepiento de no festejárselo porque es bueno. La tarjeta tiene a Garfield y cuando la abrís dice: "Habrá dulces y sorpresas, jugaremos un montón, y si vienen a la fiesta lo pasaremos mejor". Datos del lugar y la hora y firmó: "Papá". Me resulta inverosímil que tuviera presente a Garfield, y además el tipo te ofrecía "dulces y sorpresas" con 60 años. 

Uruguay-Brasil

El 30 de marzo de 2005 Uruguay jugó con Brasil en el Estadio por Eliminatorias. Ese día me enteré que le quedaba "poco tiempo de vida", según su médico. Tenía razón. Por eso hoy serían y no son 70. Pero me queda cuerda para jugar un montón.







miércoles, 22 de mayo de 2013

Un Cheto para mi País

Gabriel Molina, dirigente del PIT-CNT, dijo que Un techo para mi país no sirve porque son "chetos". Me sirve que algunos "progresistas" se muestren genuinos. Su discriminación hace tanto mal y nos divide de la misma manera que lo hace el clasisimo de la derecha más fascista. Pero por lo menos así, con las caritas descubiertas, sabemos dónde está la enfermedad. Ojalá nos curemos algún día.


lunes, 20 de mayo de 2013

La flauta prohibida

Nunca aprendí a tocar un instrumento musical. Uno de los baches más tristes que tengo porque es irreparable; cuando no tenés ninguna facilidad para hacer algo, al menos debés intentarlo desde temprano, pero para mí ya es muy tarde. Y como en la descendencia se depositan todas las frustraciones, tengo cosas que decirle a mi hijo varón que no existe (la biología también da chances de tener nenas pero no creo en la biología).

Montevideo, 2027

Hijo, 

pedime plata, comprate un smartphone, entrá a mi blog y leete este post antes de darle "Me Gusta" a la Fanpage de Wachiturros. Antes andá a tirar la basura que hoy tu madre vino cansada del "curso".

Escuchá bien: de todos los instrumentos que tengas para elegir, te prohibo la flauta; dulce, traversa, de pan, la que sea.

La imagen de la flauta

Me preocupan ciertas imágenes asociadas a la flauta. Algún día los chistes fáciles con referencias sexuales no van a ser graciosos, pero mientras tanto, no des excusas para ser víctima de una. Para empezar es un objeto fálico que te tenés que llevar a la boca y soplarlo. ¿Viste nuestro pirulín? Bueno, para muchas personas una flauta es un pirulín. Ya bastante tenemos con ser bolsos y gallinas como para que en la escuela piensen que soplás pirulines. Y no me preguntes más: no sé de dónde salió la carpeta de Ricky Martín que viste en mis archivos. Debe haber sido broma de un amigo, es un cantante viejísimo que ya nadie conoce. 

¿Flautista de fogón?

Te pregunto algo ¿Alguna vez viste un flautista de fogón? Esos que acaparan la atención de hombres y mujeres? Eh? Contestame, No, verdad...? El galán es el de la guitarra. Por ahí puede ir la elección. La guitarrita, hijo. En el caso de que te gusten las mujeres, no te imaginás la cantidad de minitas que se te acercan si tocás la guitarra. Yo nunca aprendí a tocar pero si te acercás a gente que sepa tocar, los rebotes del guitarrista pueden ser tuyos. Sin ir más lejos, tu mamá es de los mejores rebotes que me dio tu padrino Walter.

No da

Tengo más preguntas, pequeño. ¿Vos sabías que si estás mucho rato tocando la flauta tenés que limpiar cada tanto la babita que se cae? ¿Eh? ¿Sabías? Bueno, entonces escuchá a Papá que algo sabe de la vida. Es un asco. No da. Ya tener que llevar un pañuelo para limpiar la baba es asqueroso. Y vuelvo a la imagen del fogón. Fuego prendido, ronda de amigos en Playa Mansa de Atlántida, gases lacrimógenos que tiró la Policía para separar una pelea callejera (está la chica que te gusta) y en la mitad del tema estás revoleando unos hilos de baba. La verdad, hijo, prefiero que Peñarol gane la séptima Libertadores antes de verte así. 

Flautistas famosos

Hay más preguntas. ¿Conocés a algun flautista famoso? Andá y poné en Google imágenes de "flautistas famosos"...ni una carita conocida! Nadies, nadies. Una manga de ignotos con pintas raras. Apenas se hizo famoso el de Hamelin por una leyenda. ¿Pero para qué lo usaban al tipo? Para llevarse las ratas. Fea la actitud, ¿no?

Cero aplauso

Hijo, ni en los bondis aplauden al flautista. El tipo sube con todo el respeto, se pone a tocar y cuando termina tiene a la todo el bondi sedado, tirando baba contra la ventana; bien dormiditos todos porque el sonido de la flauta da sueño. No es mala voluntad para aplaudir, pero es lo que pasa. Escuchá a Papi que algo sabe. 

No quiero incidir en tu elección. Me gustaría que aprendas a tocar un instrumento. Lo único que te pido es que no elijas la flauta. O elegí la flauta si querés, pero tocame este tema.  AUDIO








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Sandy Lyle es uno de los personajes más queribles del finado Philip Seymour Hoffman. En Mi novia Polly, Sandy es un actor frustrado aunque p...