martes, 10 de julio de 2012

El culo sucio. La bandera limpia.

¿Después de 84 años nuestro deporte más popular volvió al evento deportivo más importante y grande del mundo? Sí. ¿La generación Tabárez le devolvió reconocimiento mundial a nuestro fútbol? Sí. ¿El abanderado es un futbolista? No. Porque ser políticamente correcto sirve para tapar la cola sucia. Collazo no tiene apoyo. Por eso es amateur. Le damos la bandera y todos contentos.

Suiza eligió 3 veces a Federer como abanderado (para estos Juegos Olímpicos el animal dijo que prefería no acaparar el reconocimiento y dejó el lugar a otro deportista), Argentina eligió a Luciana Aymar para Londres y también a Manu Ginobili en Atenas 2008, ambos los mejores argentinos de la historia en sus deportes. El de España este año será Nadal. Y hay más ejemplos similares.

Acá, la cola de paja por no apoyar deportes menores genera decisiones como las del Comité Olímpico Uruguayo, contaminadas de corrección política para tapar esa cola sucia. Todos los deportistas de la delegación merecen llevar la bandera. Para Collazo será el tercer juego olímpico consecutivo. El remero representa al deporte que más medallas le dio a Uruguay en la historia y se destacó en el desfile anterior en Beijing por saltar y bailar sin parar con dos banderitas en las manos. Cómo no entender que la decisión es justa y no alegrarse por la cara que va a tener el tipo cuando desfile con el pabellón.

Pero si nuestro deporte es el fútbol,  el mundo nos conoce por el fútbol y tenemos la dicha de acariciar o tocar la gloria cada 50 años o más, aprovechemos que volvimos a meter al fútbol en los Juegos Olímpicos. Y que además, a Londres van futbolistas que, entrenan en condiciones muchísimo mejores que las de Collazo, pero lucharon con sacrificio a pesar de los palos para hacer bien las cosas. Y encima tuvieron éxito.


(Creo que el tema no ameritaba tanta letra pero de niño mi padre me regaló muchas pelotas de fútbol y eso debe influir para que me importe quién es el abanderado este año)

Comparto algo musical que nada tiene que ver con Londres pero sí con mis ganas de escucharlo. Tocame y escuchá.

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